¿Cómo nos ayudan las hormonas "buenas"?

Las fuentes de ansiedad, estrés, depresión, nos perjudican tanto física como psicológicamente. A través de mecanismos muy complejos, producimos diferentes hormonas capaces de hacernos daño o bien. La serotonina, la dopamina, la oxitocina y las endorfinas son las famosas hormonas de la felicidad que promueven sentimientos positivos como el placer, la felicidad e incluso el amor. Estas hormonas intervienen en nuestro organismo y se reproducen en el sistema nervioso, sistema endocrino y sistema inmunológico. Es decir, nuestra salud, tanto mental como física, está fuertemente ligada a ellos. Por lo tanto, tenemos todo el interés en favorecer la producción de hormonas buenas y reducir las malas.

Todos estos procesos químicos demuestran bien la interacción fisiológica/psicológica. Las moléculas de malestar o bienestar circulan constantemente desde nuestra cabeza hasta nuestros pies. La armonía del organismo pasa por la buena relación entre el cerebro cognitivo, el cerebro emocional y los elementos fisiológicos.
Como tal, es importante comprender estos químicos felices que se encuentran en el cerebro y el cuerpo, así como su impacto en nuestra salud mental, porque al conocerlos puedes tomar medidas activas para mejorar tus niveles de forma natural. En otras palabras, ¡las hormonas felices significan una persona feliz!

¿QUÉ SON LAS HORMONAS DE LA FELICIDAD?

Las hormonas son sustancias químicas producidas por diversas glándulas del cuerpo humano, cuya función principal es la comunicación entre dos glándulas o entre una glándula y un órgano.

En nuestro cuerpo, las hormonas suben y bajan a lo largo del día. Por ejemplo, una oleada de decortisol por la mañana te despierta, mientras que otra hormona, como la melatonina, te ayuda a prepararte para dormir por la noche. Y luego están las hormonas que nos alertan cuando tenemos hambre, sed, alegría o tristeza. Hay otras que ayudan a regular el estado de ánimo, el placer, la unión e incluso el alivio del dolor.

Hay un sistema específico en el cuerpo que controla la producción y liberación de estas hormonas en el torrente sanguíneo, llamado sistema endocrino. Es una red de glándulas que recorre todo el cuerpo, y cada glándula produce al menos una hormona, que es controlada por la glándula pituitaria en el cerebro. Y cada hormona feliz viaja a través del torrente sanguíneo a diferentes órganos y tejidos, mientras que los neurotransmisores felices solo ocurren en el cerebro y el sistema nervioso central, donde se comunican directamente a través de las neuronas.

¡Pero eso no es todo! Estos elementos químicos son componentes críticos de nuestra salud, como el crecimiento y desarrollo, el metabolismo y la reproducción. Estos son los principales químicos de la felicidad en tu cuerpo:


OCITOCINA Los efectos de la hormona del amor

La oxitocina, también llamada oxitocina, es la hormona que promueve el vínculo y la confianza y se activa especialmente durante el parto, donde estimula las contracciones. Una de sus funciones menos conocidas pero igualmente importantes es la de un neurotransmisor que ayuda a regular las respuestas al estrés y calmar el sistema nervioso.



Junto con la dopamina, la serotonina y la endorfina, la oxitocina forma parte del grupo denominado “neurotransmisores de la felicidad”, que tienen la función de aumentar la sensación de bienestar y reducir el estrés, la ansiedad intensa, la fobia social y mejorar los estados depresivos.

En los últimos años, la comunidad científica ha realizado varios estudios donde ha concluido que la oxitocina juega un papel mucho más amplio del que inicialmente se le atribuía, regulando el sistema inmunológico, su capacidad para suprimir los trastornos mentales, la curación e incluso la percepción del dolor. Su acción disminuye la producción de la hormona cortisol (hormona del estrés), reduciendo los síntomas relacionados con el estrés y la percepción de la intensidad del dolor.

Con el cerebro libre de condiciones de estrés y ansiedad, el sueño también se beneficia naturalmente. La oxitocina aumenta la sensación de tranquilidad, proporcionando descanso y un sueño reparador eficiente, imprescindible para una buena calidad de vida. Activada por la proximidad, también es la hormona de la calidez, las relaciones, el altruismo y la honestidad.

Para activar esta súper hormona, basta con involucrarse en relaciones afectivas: romance, amistad, caricias suaves y amistosas y/o mascotas.


MELATONINA Más que una hormona del sueño

La melatonina, también conocida como la hormona del sueño, es producida por la glándula pineal, que es una pequeña glándula ubicada en la región central del cerebro, en medio de los dos hemisferios cerebrales. Esta hormona puede influir en el estado de ánimo, la temperatura corporal, la reproducción y el sistema inmunológico, y también tiene propiedades antioxidantes.



Por la noche, cuando está oscuro, aumenta la producción de melatonina, lo que induce al cerebro a sentirse somnoliento. Durante el día, cuando está despejado, la secreción de melatonina se reduce, haciéndonos más despiertos. Se produce en el cerebro y su secreción depende de la luz:
La oscuridad hace que el cuerpo produzca más melatonina, lo que le indica que se prepare para dormir, y normalmente los niveles de melatonina comienzan a levantarse tarde en el día, después de la puesta del sol, y permanecen elevados la mayor parte de la noche mientras está oscuro;
La luz disminuye la producción de melatonina y le indica al cuerpo que se prepare para permanecer despierto. Entonces, temprano en la mañana, cuando sale el sol, los niveles de melatonina bajan, haciendo que te despiertes, naturalmente;
¡Pero atención! Su secreción depende no solo de la luz solar, sino también de la iluminación artificial que puede ser lo suficientemente brillante como para evitar su liberación. Así que evita ver la televisión o estar frente al ordenador, especialmente en las horas previas a acostarte y si necesitas estar despierto por la noche, utiliza una luz de baja intensidad, cálida, naranja o rojiza. Recuerda siempre que dormir bien por la noche es fundamental para el organismo y, muchas veces, adoptar algunos hábitos puede ser suficiente para conseguir un sueño adecuado.

Además, el uso de mantas lastradas facilita la producción de melatonina y puede ayudar a reducir el tiempo necesario para conciliar el sueño, lo que puede ser útil en algunas situaciones, como la dificultad para conciliar el sueño, aliviar algunos síntomas derivados del jet lag y los trastornos del sueño. ciclo de vigilia, en particular, en el síndrome de fase de sueño retrasada (SAPS), un trastorno en el que el ciclo de sueño-vigilia se retrasa entre 3 y 6 horas.


DOPAMINA Un verdadero productor de motivación.

La dopamina, también conocida como la hormona de la motivación y asociada con efectos antidepresivos, es un neurotransmisor responsable de las sensaciones de placer y relajación. Es decir, es una molécula que forma parte del sistema de recompensa del cerebro y se encarga de darte sensaciones placenteras y ganas de querer más. De esta forma, la dopamina libera sensaciones de placer que pueden derivar en la repetición de determinadas conductas, como necesidades vitales del organismo: sentir hambre y sed o conductas sociales.



Al ser una hormona específica que promueve una sensación de bienestar, se encarga de disminuir el ritmo respiratorio y cardíaco, reducir la tensión, estimular la digestión y mejorar las deposiciones. También está directamente relacionado con trastornos neurológicos y psiquiátricos como la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia o el TDAH.

Aproximadamente el 50% de toda su dopamina se produce en el intestino. Por lo tanto, es importante cuidar nuestro microbioma intestinal porque contribuye activamente al bienestar mental y la longevidad. Esto se debe a que hay un segundo "cerebro" en nuestro intestino, el sistema nervioso entérico, que produce el "cóctel" perfecto para mantenernos saludables y felices.

Aunque la dopamina la produce nuestro cuerpo de forma natural, podemos aumentar sus niveles consumiendo alimentos ricos en tirosina como huevos, pescado y carne, frutos secos como nueces y castañas, aguacate, guisantes o alubias.


SEROTONINA ¡Un intestino feliz, una mente feliz!



La serotonina es un neurotransmisor que actúa en nuestro cerebro y establece comunicación entre las células nerviosas, y en pequeñas cantidades en la circulación sanguínea las plaquetas. Curiosamente, el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo se produce en el intestino: las bacterias intestinales participan en la producción de serotonina. Por extraño que parezca, millones y millones de células microbianas en el colon tienen la capacidad de estimular las células que producen serotonina.

Esta hormona juega varios roles en el cuerpo y tiene la capacidad de regular nuestro estado de ánimo, el sueño, el apetito, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la sensibilidad y las funciones cognitivas. Por lo tanto, cuando los niveles están en baja concentración, puede manipular nuestras emociones, como el mal humor, la dificultad para dormir, la ansiedad, la depresión, incluso la motricidad. Varios estudios confirman que las personas con depresión tienen un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro, es decir, hay una disminución en la producción de sustancias como la serotonina y la noradrenalina (o norepinefrina, un neurotransmisor del sistema nervioso simpático).

La serotonina, normalmente asociada a estados de felicidad y bienestar, también juega un papel en la sensibilidad al dolor. Cuando se libera serotonina, hay una disminución significativa en la sensibilidad al dolor. A través de varios estudios se cree que esta hormona es una de las claves en el tratamiento del dolor crónico. Por otro lado, el exceso de serotonina también puede tener efectos negativos: ansiedad, pérdida de coordinación motora o dolores de cabeza.


ENDORPINA Si practicas deportes, ¡éste es para ti!

Te hacen feliz, pero no de la manera que piensas. Las endorfinas son hormonas y moléculas de neuroseñalización que funcionan como analgésicos. Estos inhiben la transmisión de señales de dolor en el sistema nervioso central al unirse a los receptores opioides (la morfina natural del cuerpo).

Las endorfinas y la dopamina a menudo se confunden porque cada una es una sustancia química que promueve la felicidad en el sentido más amplio del término. Sin embargo, son vinculado porque cuando las endorfinas se conectan con los receptores en el sistema nervioso central, se libera dopamina (una hormona del placer).

Las endorfinas felices bloquean las señales de dolor e inducen la euforia. Es decir, la potente combinación de endorfinas y dopamina explica por qué las personas se vuelven “adictas” a correr. La liberación de esta hormona genera una sensación de bienestar, provocando un estado de alegría, incluso después del entrenamiento, para quienes practican ejercicio físico con regularidad. Algunos estudios indican que los efectos de las endorfinas se sienten hasta una o dos horas después de que se liberan en el cuerpo.

Así, para quienes buscan una sensación de bienestar, comodidad, reducción de dolores articulares y musculares, mejor sueño, buen humor y alegría, nada mejor que practicar ejercicio físico.